En el corazón del barrio de Villa Crespo, un tanto alejado del circuito comercial de los bares porteños, una joya escondida se ha ido ganando un lugar dentro las principales cervecerías urbanas de la Ciudad de Buenos Aires.
Inés Bertoldi, una de las socias fundadoras de Hops, nos abrió las puertas de su local para develar cómo son los entretelones de la flamante “
Revolución Cervecera”. Jueves, 18:00 hs. Mientras la persiana de Castillo 422 sube despacio, algunos clientes se arriman hasta la vereda del bar. Puertas adentro, Inés ultima detalles para iniciar una nueva jornada de intenso trabajo. Desde mayo de 2015, Hops abre de martes a sábados ofreciendo una interesante alternativa que pisa cada vez más fuerte en la ciudad. “Todo surgió a partir de una charla entre amigos con mates de por medio. Actualmente somos tres socios: Iñaki, Sebastián y yo. Sebastián, nuestro brewmaster, comenzó hace un tiempo a hacer cerveza en su casa, cual químico en un laboratorio. Luego fueron surgiendo algunos eventos cercanos, algún casamiento de amigos y se comenzó a producir en mayor cantidad. Entonces nos juntamos un día y dijimos ‘ya está vamos a hacerlo’. Así arrancamos con el sueño de poner un bar. Empezamos a dar vueltas buscando locales y finalmente nos topamos con este”.
Lo que ahora es una de los bares de mayor renombre en el ámbito cervecero, fue en otro momento una casa de venta de muebles. La obra implicó un trabajo de más de cinco meses, en donde sus propios dueños tuvieron que poner el cuerpo para la puesta a punto del local. “Las mesas, la barra, la decoración de las paredes y demás, es todo 100% artesanal. Lo hicimos todo nosotros a puro pulmón. Compramos un millón de palets, los desarmamos y los reutilizamos”, cuenta Inés.
“Esto es la revolución cervecera. Es otro público. No es el mismo público de un pub tradicional. La cervecería tiene otro estilo, otra energía, otro ambiente”
Actualmente Hops dispone de ocho canillas de cerveza artesanal en constante rotación, en donde se combina la producción propia con la de otras cervecerías de la zona, con la intención de incentivar el mercado local. De las ocho cervezas que se ofrecen en la pizarra todos los días, por lo general, dos o tres son hechas en casa mientras que las demás son cervezas invitadas.
Entre las cervezas propias se destacan:
Buenos Aires Pale Ale: Rubia suave, la estrella de la casa,
Hops Winter Ale: Especiada, exclusiva en temporada de invierno
Imperial Ipa: Cítrica y amarga.
Pumpkin Ale: Para octubre, en vísperas de Haloween, se espera esta cerveza hecha a base de calabaza.
“Queremos impulsar un poco más el mercado local porque hay muchas cervecerías pequeñas que están recién empezando. Algunas de ellas tienen sus locales de venta al público y otras no. Por eso, la idea es darles el espacio para que puedan dar a conocer sus productos”.
El sentimiento solidario, da cuenta de cierta hermandad entre los productores artesanales. Lejos de disputarse una competencia feroz, la relación entre ellos pareciera darse en otros términos. “Acá hay solidaridad con el otro, lo cual está muy bueno. Porque cada cerveza, por más que sea del mismo estilo, cada uno la hace de una manera diferente. La competencia existe, lógico. Pero es una competencia sana”. Inés reconoce que suelen recibir muchos clientes recomendados por parte de otras cervecerías, al igual que desde Hops se invita a los suyos a conocer los negocios de los colegas. “Esto es la revolución cervecera. Es otro público. No es el mismo público de un pub tradicional. La cervecería tiene otro estilo, otra energía, otro ambiente”, sostiene. Desde Hops, por ejemplo, nos recomiendan fervorosamente pasar a conocer los locales de Nola, Ontap y Buena Birra.
Ante este verdadero boom de la cerveza artesanal, lejos de temer por una posible saturación del mercado, Inés considera que la demanda es cada vez más grande: “Creo que el argentino en estos últimos años ha desarrollando el paladar para la cerveza y está aprendiendo a apreciar todos los diferentes gustos. Porque uno estaba acostumbrado a la cerveza comercial y nada más. Hoy en día todo el tiempo surge un estilo nuevo”.
Mientras Inés responde también atiende clientes, imprime comandas, pone algo de música y llena una pinta atrás de la otra. Antes de despedirnos con una sonrisa, nos dice: “todo esto es un desafío para nosotros. Lo arrancamos desde cero, desde abajo. Ver como creció y recibir el cariño por parte de tanta gente es realmente hermoso. Estamos muy comprometidos y muy contentos”. Créannos…realmente se nota.
Castillo 422, Villa Crespo
Martes a Sábados de 18:00 a 01:00 hs