08/10/2025Lectura: 3min
En el corazón de Pucón, Chile, una cafetería y pastelería está demostrando que lo saludable también puede ser irresistible. Se llama Dátil Vainilla, y nació de una idea sencilla pero poderosa: ofrecer postres más naturales y amables con el cuerpo, sin renunciar al sabor.
Sus fundadores comenzaron este proyecto movidos por una necesidad personal: “Queríamos encontrar algo más saludable y sutil a la hora de comer un postre. Todo lo tradicional tiene harina refinada, mucha mantequilla, crema, azúcar blanca... y termina cayendo mal al estómago”, cuentan.
Pero la verdadera motivación llegó con la llegada de sus hijos. Ese cambio los impulsó a emprender el camino de Dátil Vainilla, una pastelería donde cada receta refleja el deseo de cuidar y disfrutar al mismo tiempo.
Como todo emprendimiento, el inicio estuvo lleno de pruebas, ajustes y paciencia. Por mucho tiempo las ventas no repuntaban, hasta que un día, gracias al boca a boca y al creciente interés por productos más saludables, los pedidos comenzaron a multiplicarse.
La cocina del hogar se transformó en el corazón de un pequeño negocio familiar que crecía a diario. Con el tiempo, y ante la alta demanda, decidieron dar el gran paso: abrir su propia tienda física. “Lo hicimos con mucho miedo, pero era el paso necesario para seguir creciendo”, recuerdan.
Hoy, Dátil Vainilla se ha consolidado como la única pastelería 100% vegana de Pucón. Sus preparaciones son exclusivas: sin gluten, sin soya y sin azúcar refinada. Un diferencial que no solo atrae al público vegano, sino también a quienes buscan opciones saludables y naturales.
“Muchos clientes no veganos se sorprenden al probar nuestros productos. Descubren que se pueden lograr preparaciones increíbles basadas en plantas”, comparten orgullosamente.
Además, la empresa ha ampliado su alcance al mercado de comida saludable y para personas con restricciones alimenticias, generando un impacto positivo en su comunidad.
Desde el inicio, Dátil Vainilla implementó un programa de reciclaje 100% y compostaje de desechos orgánicos, reduciendo su huella de carbono y utilizando el compost en su propio huerto orgánico.
Sus clientes participan activamente en estas iniciativas, reforzando un vínculo que va más allá del consumo: es una comunidad que comparte valores.
Con el crecimiento del negocio, la gestión también se volvió más compleja. “Fudo nos ayudó a organizar de forma eficiente y rápida la atención de clientes, las órdenes, la cuadratura de caja y la comunicación entre barra y cocina”, cuentan.
Gracias a esa optimización, el equipo pudo enfocarse en lo más importante: brindar una experiencia increíble de atención y sabor.
Dátil Vainilla es más que una pastelería: es la prueba de que un emprendimiento puede ser rentable, responsable y delicioso a la vez.
Y con herramientas como Fudo, la gestión detrás de cada postre también puede ser tan simple y eficiente como el sabor que llega a la mesa.
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